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Re-cuerdo

Vos…
Con mi voz.
Ni tan vos.
Pero por Dios
-o lo que sea-
¿Qué sería de todo ésto sin un dos?
Otra odisea a la maldita sea.

Un par de re-cuerdos,
con un montón de recuerdos
lindos,
por bobos.
Ambos idos por lo percibido
en lo aparecido,
que no óbice entre nos aparece,
más bien como quien dice:
Bienvenido.
Y lo tomamos
por ofrecido
¡Mero sentido!

Nos amamos,
y por esas vamos.
Todo lo captamos
como compartido.

Par sorprendidos, agradecidos
por una sorpresa.
No tan tesa,
pero si hermosa.
Llena de detalles, mas no cosas.
Cual simple rosa.

Y si sopeso sólo eso,
con todo el peso
de tanto pasado, carne y hueso,
siento que compenso.

Es que re-cuerdo
más de un recuerdo
como el ayer peye.
Cuando pensabas que éste no oye,
ni ve, ni entiende.
Y que sólo atiende
calle, fume y soye.

Y eso sólo pues no. Yo en mi raye.
Sin coche, ni dinero pal derroche.
Más bien mucha noche
en las que curiosidad derroché,
sin cliché,
leyendo al ché,
o la diferencia entre bolos y boliche,
o sobre los mapuche.
No hay banalidad en los desparches.

Incluso es para mi curioso,
el por qué a los Carlos les dicen caliche.
Y bueno... Apenas ocioso.

Pero grandioso,
cuando en otro rato
aparece un dato,
que en enganche
se hace por lo menos gracioso.
Como eso de que caliche
por arenoso
merece a modo groso
el otro nombre no caprichoso
que lleva el Estado de Bariloche.

Es que re-cuerdos
esos recuerdos
entre nos,
que al lugar que arrojan
no es tanto lo vivido,
parece paradoja,
aunque hayamos salido
es más el sentido.

Desde las escalitas
hasta las velitas;
desde Triganá
hasta Haidukamá;
desde Mi Chozita
en San Jeronimo,
hasta en Ituango con el primo;
desde una carpa en el monte
como en verano,
hasta en puerta del norte
con tu hermano

En todo caso
nunca ocaso
ni fracaso.
Al estar con vos
No hay dualidad en mi baso

También re-cuerdos
esos recuerdos
de disputa,
no por batuta
sino por la ruta
de cada cual.
Y obvio... Novios.

Es como un navío,
sino hay dirección
sólo vacío.
Mera lección.

En definitiva, re-cuerda
esa cuerda mía y suya.
Para nada cabuya.
De hecho
concuerda
con el allá
que a la izquierda
del pecho se halla.

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