Entre la corteza y los sesos,
hallamos nuestros sexos.
No lugares, son puntos
subterráneos.
Que livianamente asoman a-la
superficie de la fantasía.
Un entonces tan lleno de posibilidades
que no hay tiempo
menos de decidir.
Erotismo no es mente
ni vanidosa razón.
No se-pulcra un cuerpo
cuando visceral es el corazón.
Mi tacto, tus puntos.
Y en viceversa
un dual arrojo
hacia el lenguaje de los ciegos.
Un braille que toca más allá de la corteza
Justo en lo más profundo y recóndito
de nuestras sensibilidades.
Puntos de placer, puntos de dolor
una exótica y liviana combinación
entre ambos tactos.
Y arde la piel.
Por el sensible y delicado rose
con-centrados cuerpos y sus manos.
Se recorre lo visible
hasta lo invisible.
Nada escapa al contacto
Cada parte tiene sus puntos
y cada punto tiene sus maneras
de sentir.
Manos que tocan
como sin palpar.
Inofensivas merodeadoras
Que sólo procuran gemidos.
Cuando los puntos de la piel
se convierten en gemidos.
El braille que con manos y cuerpos
compartimos
se abandona a los variantes ritmos
que sólo un baile permite hacer.
Es tocar, bailar y cantar
Y a su vez componer la canción.
Es todo al mismo tiempo y en su debido punto
Es un todo que se llama placer.
hallamos nuestros sexos.
No lugares, son puntos
subterráneos.
Que livianamente asoman a-la
superficie de la fantasía.
Un entonces tan lleno de posibilidades
que no hay tiempo
menos de decidir.
Erotismo no es mente
ni vanidosa razón.
No se-pulcra un cuerpo
cuando visceral es el corazón.
Mi tacto, tus puntos.
Y en viceversa
un dual arrojo
hacia el lenguaje de los ciegos.
Un braille que toca más allá de la corteza
Justo en lo más profundo y recóndito
de nuestras sensibilidades.
Puntos de placer, puntos de dolor
una exótica y liviana combinación
entre ambos tactos.
Y arde la piel.
Por el sensible y delicado rose
con-centrados cuerpos y sus manos.
Se recorre lo visible
hasta lo invisible.
Nada escapa al contacto
Cada parte tiene sus puntos
y cada punto tiene sus maneras
de sentir.
Manos que tocan
como sin palpar.
Inofensivas merodeadoras
Que sólo procuran gemidos.
Cuando los puntos de la piel
se convierten en gemidos.
El braille que con manos y cuerpos
compartimos
se abandona a los variantes ritmos
que sólo un baile permite hacer.
Es tocar, bailar y cantar
Y a su vez componer la canción.
Es todo al mismo tiempo y en su debido punto
Es un todo que se llama placer.
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