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El hablaito Paisa

 Yo, otro Paisa de pura cepa, reconozco por experiencia el miedo que produce en la política ese habla'ito Paisa tan marcado; ese acento que, apenas siendo un fenómeno fonológico, no necesita de muchos argumentos para que el receptor se sienta extrañado; como sintiendo en cualquier palabra anunciada, algún tipo de negocio raro. Un habla'ito que es muestra de un rasgo cultural, y que acá en Antioquia se percibe como el hablar de la  gente inocente, ignorante y trabajadora. Pero no necesariamente honesta. Es un acento más marcado cuando, en una palabra, la “c” se antepone a la “s”. Como en la palabra "Cospire". Acento que aunque se suele oír con imágenes de pujanza y trabajo, en la política esas tres cualidades parecen mutarse a lo malévolo al introducirse dentro del escenario del poder. Tres palabras que denotan, despectivamente hablando, el concepto de “Cospirete”. Una palabra adjetivo del verbo "cospirar", que a su vez es una palabra prima del término “conspiración”. Termino que, traducido del  Paisa, se refiere a las formas y maneras en que uno sale ganando del otro. Por no decir a costa del otro.

Ese supuesto salir adelante ni siquiera tiene que ver con una competencia justa. No son los juegos olímpicos, podría decir fácilmente Fajardo; así como más justa será la justa situación que te parió, diría Fico. La competencia es justa si se ajusta a los intereses propios del sujeto (o del equipo de sujetos) que cospira para la trampa. La trampa es justa siempre y cuando sea un cospire. Pero si no hay cospire, la trampa es injusta porque el flete se calló, es decir, el cospire se dejó pillar. Como dice el dicho -muy adoptado por los paisas de por cierto- “Delincuente sólo es aquel que se deja pillar” Ahora, a lo que se refiere entonces la palabra cospire en la política, es a lo que se refiere un neaparamilitar* cuando cobra vacunas, se apodera de un territorio y monta plazas de vicio en los barrios: el cospirete está cuidando la seguridad. El cospirete en el escenario político vende seguridad, mas que el producto de lo seguro. Aun valiendo la redundancia, (la redundancia política) pues ellos son los que hacen el miedo para la gente que quiere curarse del miedo que ellos mismos producen.

El cospire. Nuevo enfoque, incluso para los negocios. Muy a la par de la palabra (muy desviada del sentido original) “legalizar”. Todo lo que se cospira debe ser “legalizado”. Eso hace parte de la práctica del buen cospirar. El cospire tiene que ver también con cospirar por el entorno que rodea al que cospira. Puesto que el buen cospirador, y sobretodo el político, está basado sobre todo un entramado de relaciones y contextos que son necesarios para que se pueda dar la cospiración*. Es como todo un sistema de cospiretes. El que cospira pone a los otros a cospirar y así se reproduce el circulo para que haigan* unos cospiradores y otros cospirados.

La competencia con cospire es como un método dentro de ese enfoque tan paisa de salir adelante. Un concepto que si bien sugiere un progresar. Y de hecho, ha hecho… crecer la nación, la nación Paisa, esa que es vista desde Antioquia. Es progreso que en la gente no progresa sino que mas bien parece un regresar, al hombre llano y feudal, que sólo se acomoda a escala económica pero no social, menos democrática. Acá el progreso se ve incluso en Barrio Antioquia, un barrio que se ha tratado de ornamentar, así como las zonas que se saben son grandes barrios marginados. Acá la miseria no se combate, antes bien, se decora. “Dejad hacer, dejad cospirar” gran proverbio de la biblia Paisa. Sino es también una directriz exageradamente liberal de la micro y narcoeconomía antioqueña*.

El salir adelante que lleva intrínseco la palabra cospire, nos ha hecho volver atrás. Más de 200 años.  Incluso antes de la revolución francesa o industrial. Donde más que un lema es realidad ese conocido dicho “trabajar, trabajar y trabajar”. Un trabajo sin derechos laborales ni desarrollo a escala humana. Un trabajo como sentido para el trabajo mismo, no para el humano que trabaja. Y, si de pronto aparece algún humano consciente que pida humanidad en esos tratos -por lo menos laborales-, el monarca le da en la cara por marica.

Siento vergüenza por ese concepto de lo Paisa que por mucho ha contribuido a estigmatizar mucha gente realmente honesta, trabajadora y justa del departamento antioqueño. Reconozco que las otras zonas del país, más que envidiarnos, tienen mucho que temernos. Siendo Paisa, y sin querer dejar de serlo, siento el deber de hacer reconocer que, aunque somos herederos del hacha que nuestros mayores nos dejaron por herencia, para trabajar desde la libertad que perfuma las montañas de mi tierra. Se ha dejado (por no decir que incentivado) que los sucesivos hijos aspiren las olorosas esencias de Pablo Escobar, del narcotráfico, de los paramilitares, de los pillos, del reguetón, de la cultura mafiosa, del "cospire".

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