Llevo el amor empacado
en una mochila hippie
unas viejas botas
con unos curtidos mochos
con unos curtidos mochos
que hacen junto a la camisa rota
el estilo hípster
del chavo del ocho.
del chavo del ocho.
800 metros verticales
la distancia de mi con respecto a ella
que al escalar se hicieron horizontales
tanto que hasta yo le tenía paciencia.
Como un compartir
y sin que nadie pidiera la arrimada
cada uno dio más de un rinconcito de su morada
para juntar el existir.
En ese momento se cumplió la meta
el objetivo propuesto
aunque a la cima aun le faltaban
800 metros.
Olor a cuello en la llegada
despertaba el sueño
por salir de un trancón
luego de un dormir extraño
sabor a pueblo en la salida.
desde el motoratón
Después de semejante elevada
terminamos en la base
la montaña aun alta estaba
aunque en ella la cima se reconoce
Tan alta la veía
que quería llegar a la meta
con ella a cuestas
podía escuchar incluso que gemía
ante tanta soberbia impuesta.
En el mundo de las montañas
esas que sólo son vistas desde abajo
nunca se llega al final
el sentido está en el trabajo
que hace a la meta llegar.
Tras la cima he recordado
aquella canción que decía
ella cuenta no se ha dado
que ha sido mía
sin haberla amado.
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