Llevo el amor empacado en una mochila hippie unas viejas botas con unos curtidos mochos que hacen junto a la camisa rota el estilo hípster del chavo del ocho. 800 metros verticales la distancia de mi con respecto a ella que al escalar se hicieron horizontales tanto que hasta yo le tenía paciencia. Como un compartir y sin que nadie pidiera la arrimada cada uno dio más de un rinconcito de su morada para juntar el existir. En ese momento se cumplió la meta el objetivo propuesto aunque a la cima aun le faltaban 800 metros. Olor a cuello en la llegada despertaba el sueño por salir de un trancón luego de un dormir extraño sabor a pueblo en la salida. desde el motoratón Después de semejante elevada terminamos en la base la montaña aun alta estaba aunque en ella la cima se reconoce Tan alta la veía que quería llegar a la meta con ella a cuestas podía escuchar incluso que gemía ante tanta soberbia impuesta. En el mundo de las montañas esas que sólo son vistas desde abajo ...